Entre los mejores viajes que debes planificar en breve, se encuentra el de salir de tu Zona de Confort. Puedes dirigirte hacia a tu Zona de Aprendizaje o puedes escoger dirigirte hacia tu Zona Mágica, un destino exótico y desconocido.

Eso si, tanto si decides uno u otro destino, no debes olvidar preparar muy bien el equipaje necesario para no arrepentirte antes de embarcar, al poner el primer pie después de aterrizar o poco después, ante la presencia del primer conflicto.

El equipaje necesario consiste en la preparación meticulosa de dos maletas. En la primera, debes introducir todos tus conocimientos, tus habilidades, tus actitudes, tus objetivos, tus buenos recuerdos, tus frases inspiradoras y todo aquello que consideres necesario para vivir la experiencia con éxito. En la segunda, la más importante, y que sobre todo no debes olvidar ni perder en el trayecto, debes depositar tu autoestima.

Un nivel de autoestima elevado garantizará el éxito de tu estancia fuera de todo lo conocido, por el contrario, una persona con un nivel de autoestima bajo, se encontrará seguro ante todo lo conocido y evitará situaciones que no domina o que le aportan inseguridad. De manera errónea se confunde un nivel de autoestima elevado con la arrogancia y la fanfarronería, cómo algo negativo que debe evitarse, pero lo cierto, tal como expone Nathaniel Branden en su libro Los seis pilares de la autoestima que no es posible tener demasiada autoestima, como tampoco es posible tener demasiada salud física o un robusto sistema inmunitario. Las personas con una autoestima alta no se comportan de una forma superior a los demás; no persiguen mostrar su valor comparándose con los demás. Su alegría se debe a ser quienes son, no a ser mejores que los demás.

En su obra nos aproxima a la definición de autoestima apuntando que es la confianza en nuestra capacidad de pensar y de enfrentarnos a los desafíos básicos de la vida, así como de la confianza en nuestro derecho a triunfar y ser felices; el sentimiento de ser respetables, de ser dignos, y de tener derecho a afirmar nuestras necesidades y carencias, a alcanzar nuestros principios morales y a gozar del fruto de nuestros esfuerzos.

Permanecer fuera de tu zona de control y sentirte feliz implica un autoestima saludable, y esta camina cogida de la mano con la racionalidad, el realismo y la intuición, con la creatividad, la independencia, la flexibilidad y la capacidad para aceptar los cambios, con el deseo de admitir y corregir los errores, con la búsqueda del desafío y de una metas dignas y exigentes.

Es de notable dificultad determinar cuál es el nivel de estima hacia nosotros mismos. Son los demás, que aunque jamás lleguen a decírnoslo, teorizan sobre él, basándose en nuestro comportamiento habitual o en nuestra conducta en diferentes situaciones; discusiones con la pareja; en la búsqueda del amor; en las relaciones sexuales; en el trabajo y la relación con nuestros compañeros, con nuestros amigos,…

Lo cierto es que deberíamos llevar a cabo un autoanálisis e iniciar un diálogo interno que responda a cuestiones como: ¿Por que siempre ante una situación desconocida tiendo al bloqueo?, o ¿Por que me da miedo no saber superar un conflicto?

Cuando hablo de autoestima, siempre recuerdo a un peregrino con el que hice relación durante la ruta de Jaca (Huesca) a Puente la Reina de Navarra. Para esa época, con veintiún años, me encontraba en proceso de renovación y determinación de nuevos horizontes, y el silencio, la voz de mi consciencia y mi diario fueron grandes aliados.

Este peregrino me explicaba su historia; a los 19 años, procedente de familia adinerada de Barcelona, estudiante de biología con un futuro prometedor, decidió abandonar sus estudios, en contra de la voluntad de sus padres y sin apenas unos ahorros para recorrer el mundo. Durante los 20 años posteriores a su decisión se había dedicado a viajar de un modo totalmente nómada. Cuando decidía quedarse en un lugar durante un tiempo, buscaba soluciones creativas y trabajaba a cambio de un techo y comida. Ése fue su estilo de vida y después de veinte años no dejó de plantearse el continuar así. La forma en que hablaba, el respeto que transmitía y la gratitud con la que correspondía me hacían sentir bien, y hasta día de hoy, catorce años después, sigo recordándolo cómo una persona excelente, feliz y muy segura de sí misma.

Otro ejemplo de persona que supo plantear nuevos retos en su vida y alcanzar y experimentar el éxito fue Abraham Lincoln. En su juventud, procedente de una familia humilde, supo establecer bien sus metas, salir de su Zona de Confort y avanzar en el terreno político. Aun pasando, documentadamente, por al menos dos episodios depresivos, su autoestima saludable le permitió recuperarse y seguir hacia adelante. Su contenido al hablar, así como su presencia y su fortaleza eran dignas de atención. En la película El joven Abraham Lincoln, Lincoln, ante un pueblo enfurecido que perseguía dos acusados de asesinato la noche de la fiesta del Dia de la Independencia en Spriengfield, realizó el siguiente improvisado discurso: Lo malo, cuando los hombres se toman la justicia por su mano es, que en medio de tanto jaleo y confusión, pueden ahorcar a alguien que es un asesino como a alguien que no es. Y como consecuencia, si empezáis a ahorcar a la gente por diversión, llegará el momento en que no pasareis por un árbol o por una soga sin sentiros incómodos. Uno tiende a perder la cabeza en momentos así. Juntos hacemos cosas que nos avergonzaría hacer a solas. Este discurso sirvió para calmar la sed de venganza de los ciudadanos de Spriengfield y dejar a la justicia la responsabilidad de decidir el futuro de estos acusados. Gozar de una buena autoestima  aporta claramente beneficios a nivel personal, pero no podemos obviar los beneficios que estas personas ejercen en la sociedad. Nuestra sociedad está necesitada de gente, que cómo Lincoln, no quería morir hasta no hacer algo por lo que fuera recordado, como lo fue abolir la esclavitud y aprobar la décimo tercera enmienda.

Cuando decidimos abandonar nuestra Zona de Confort para seguir enriqueciendo nuestro ser, debemos aceptar la presencia de conflictos. El superarlos retroalimentará nuestra capacidad para superar los que estén por llegar y así nuestra autoestima se va reforzando. Ponte en situación de aprendizaje, se paciente contigo mismo y camina lentamente para avanzar hacia adelante. Tu autoestima será el billete para poder iniciar el viaje hacia el aprendizaje.