Soy Alis, curiosamente, éste nombre es la evolución por la que mi nombre ha pasado desde el dia que nací, un 3 de febrero del año 1982. Mi nombre completo es Alicia Romero Martínez. Mis padres me llamaron así por mi tía Alicia. Este nombre, a parte de a mi madre, también inspiró a mi tia Juanita y madrina que también había llamado a su hija, es decir, a mi prima, Alice. Curioso que dos hermanas pongan a su hija el mismo nombre, verdad? Eso ya dice mucho de la familia tan peculiar que tengo y de la que tengo la gran suerte de pertenecer.
No se si ha sido casualidad o destino pero lo cierto es que sí. Confieso haber vivido y seguir viviendo en el país de las maravillas pero todavía no se me ha concedido el poder de ver a través de los espejos…
Cómo la hermana pequeña de dos hermanos más, con los que he jugado, me he peleado, hemos reído, hemos llorado y de los que estoy orgullosísima, soy la rebotada, la mimada, la creativa, la imaginativa, la inconformista, y todo aquello que se suele de decir de los terceros hijos, esos que , en ocasiones, llegan al vientre materno por un despiste. Yo os puedo decir, que en mi caso, fue así, o al menos eso me dijeron mis padres…
Es en el cole dónde el nombre de Alicia evolucionó hacia su primera transformación y pasé a ser Ali para todos mis compañeros de clase y mis amigos, además de todos mis entrenadores de karate, danza, atletismo y balonmano.
Al poco de estrenarme en el mundo laboral (mientras estudiaba el bachillerato y otros cursos de formación) como instructora de actividades físico deportivas pasé a llamarme Alis con “s”. No es que yo dijera que me llamaba así, pero alguien lo entendió mal o le pareció que Alis era mi nombre.
Lo cierto es que desde ese momento, fruto o no de la casualidad y hasta día de hoy, a nivel profesional, 18 años después, se me conoce como Alis y no cómo Alicia.
Durante estos 34 años, el amor ha sido mi fuente de energía, y la pasión, la razón por la que he hecho todas y cada una de las cosas en esta vida, he tenido química con gente increíble que me ha marcado para siempre, he estado rodeada de las mejores y peores personas, he vivido historias para recordar con pajaritos, peces, tortugas, gatos, perros y caballos que me han aportado y enseñado mucho. Me emociona escuchar a las personas que amo con locura y conecto todos mis sentidos para seguir conociendo nuevas personas a las que poder decir “te quiero”. Mantener los ojos bien abiertos para tropezar de nuevo ha sido y es mi estrategia de aprendizaje. Paralelamente a vivir mi infancia a tope, mi adolescencia a mil por hora, mi juventud a un ritmo vertiginoso y mi recién iniciada madurez a la velocidad de la luz; he estudiado todo lo que la economía y el tiempo me ha permitido.
Mi vocación y mi formación base es docente hasta la médula y si no que se lo digan a todos los peluches y muñecas que en mi infancia, fueron durante horas y horas, mis alumnos de prácticas. Ahora trabajo en el ámbito educativo formal como docente y cómo coach. En el ámbito no formal tengo la gran suerte de trabajar con bebés, con bebés y sus padres, con niños y niñas en etapa infantil y primaria, con adolescentes, con jóvenes, con adultos y con personas muy mayores. Todos ellos hacen que cada día sea genial, único y exclusivo.
Gracias mamá y papá por tener ese pequeño gran despiste y por llamarme así.