El que inventó la tortilla fue un gran creador. De hecho, gracias al sencillo ejercicio de batir un huevo se revolucionó en cierta manera el arte culinario en la tortilla, creándose otros productos como la tortilla de patatas, la de calabacín, etc… Tanto el o la inventora de la primera, como los o las inventoras de las segundas fueron personas creativas.
Una de las razones que pudieron llevar a esas personas a realizar tal invento quizás fuera la necesidad. Dialogando con mis alumnos sobre este tema, Rosalía, una alumna procedente de Bolivia, explicaba que en su país los huevos se venden por unidades debido a su coste y para que toda la familia pueda comer huevo, hacen una tortilla y la cortan a pedacitos para que todos los miembros puedan comer.
Actualmente, en la gran mayoría de ocasiones que debemos solucionar algún problema acudimos al Google inmediatamente, y eso, en gran parte, anula nuestra habilidad creativa, puesto que simplemente nos limitamos a copiar. Desarrollar esta habilidad depende del uso que hagas de ella y no tan sólo de tus habilidades innatas.
Creer que no eres creativo es una creencia sobre ti que no tiene por que ser cierta. Tendemos a monopolizar la creatividad con el mundo del arte, cuando en realidad, la capacidad creativa se desempeña en cualquier campo. Para poner en cuarentena la voz crítica que nos advierte que no eres creativo/a, la mejor manera es mostrarle que está equivocada.
En una actividad de aula con mis alumnos de ciclo de grado superior formulé una pregunta que tenia que ver con la capacidad creativa: ¿Te consideras una persona creativa? Y la siguiente ¿En que te basas para merecer dicha opinión sobre ti?. Las respuestas tuvieron diferentes colores, pero me llamó la atención una alumna que, rotundamente respondió que no porque sus experiencias siempre habían sido frustradas. Al día siguiente, en la siguiente sesión, realizamos unos ejercicios muy sencillos para desarrollar la creatividad: el ejercicio de formular historietas a través de las imágenes obtenidas tras lanzar simultáneamente 4 dados y el juego de decir diferentes usos que podían tener diferentes objetos que se extraían al azar. La alumna que el día anterior respondió con una negativa a la pregunta de si eras o no creativo/a, fue capaz de realizar ambos ejercicios con éxito mostrando originalidad en sus decisiones.
Con este ejemplo, me reafirmo en la necesidad de plantearnos las ideas que tenemos sobre nuestra persona y de no generalizarlas. No ser creativo en un campo o actividad en concreto no significa que no puedas serlo en otro. Ahora bien, la creatividad siempre se puede mejorar a través de la práctica, el trabajo y la perseverancia.
Como punto de partida, y tras varias sesiones acerca de la creatividad, propuse al grupo de alumnos el siguiente ejercicio: De manera individual o por parejas, yo inclusive, debíamos elaborar una tortilla diferente, original y novedosa utilizando seis huevos. Además podíamos añadir los ingredientes que quisiéramos, todos ellos comestibles. Tras la elaboración, la presentaríamos al resto de compañeros, y nos las comeríamos en la excursión matinal en el campo.
Yo, junto con mis hijos, creativos en potencia, elaboramos la tortilla que yo presentaría a mis alumnos e hicimos un brain storming para considerar como podría ser. Decidimos que en vez de salada la haríamos dulce, y escogimos las galletas, la crema pastelera, el chocolate y el azúcar como ingredientes.
El resultado fue espectacular y quedamos muy satisfechos del resultado. Así que atrévete a retar a tu voz crítica elaborando tu propia tortilla porque… a la creatividad hay que echarle huevos!. #echalehuevosalacreatividad