En éste artículo nos centramos en los pasos que se deben seguir para elaborar la presentación que quieras llevar a cabo. Por supuesto puedes retroceder en los puntos, tantas veces como creas necesario, pues siempre surgen nuevas ideas que pueden ir enriqueciéndola. Los pasos a seguir son los siguientes:
- Escoge un buen título
El primer paso, es escoger un título que guarde relación con el tema que vas a exponer. Los oyentes te lo agradecerán y evitarás que se sientan estafados. Antes de contactar físicamente con tu público, ellos ya se han podido hacer una idea del contenido de la presentación.
- Selecciona los pensamientos útiles
“Muchas personas son muy educadas como para no hablar con la boca llena, pero no les preocupa hacerlo con la cabeza vacía” Orson Welles.
Hablar con la cabeza llena implica pensar siempre y bien, por el contrario, desconsiderar la existencia del pensamiento no deja de tener consecuencias desagradables (Gabilondo, A. 2015). La primera fase consiste en seleccionar aquellos pensamientos de utilidad para el tema de tu exposición. Para ello dedica 10 minutos para realizar el Brain Storming dónde anotarás los pensamientos a cerca de tu presentación. A continuación elabora una lista de pensamientos útiles e inútiles.
- Prepara y planifica el contenido
Se trata de dar forma a los pensamientos útiles. El pintor escoge qué quiere pintar, qué materiales son los más adecuados para hacerlo y cuánto tiempo va a destinar. El orador no es diferente que el pintor o el escultor. Al igual que ellos debe escoger que pretende, que instrumentos va a utilizar y cuánto tiempo va a dedicar a cada apartado.
En cuanto a los primeros minutos de tu presentación debemos tener en cuenta que son los segundos en los cuáles tu audiencia va a estar más interesada y atenta a tus palabras. Así que debes seleccionar tus palabras. Puedes empezar con una historia personal y utilizar detalles concretos que emocionen, añadir datos que capten la atención, … Los agradecimientos y la presentación la puedes dejar para el final de la presentación.
Por el contrario, si te vas a sentir más cómodo empezando por agrader a aquellas personas que han hecho posible tu exposición, gratificar al público su presencia y explicar quién eres, a qué te dedicas y porque estás ahí, debes empezar así.
- Planifica respetando los tiempos de atención
Diversos estudios demuestran que la capacidad para mantener la atención sostenida (El tiempo máximo que somos capaces de mantenernos concentrados en una tarea sin cometer errores) varía, en promedio de diez y veinte minutos (Tokuhama, 2011). Esto sugiere que para optimizar la atención del público, el orador debería dividir el tiempo que dispone para su exposición en bloques que no excedan de los quince minutos.
Debes utilizar diferentes estrategias pedagógicas para estimular el cerebro y captar la atención, siempre que conlleven cambio y novedad. Desde la utilización de metáforas, historias hasta actividades que impliquen reflexión, vídeos, actividades y noticias relevantes que impacten.
- Planifica para emocionar
Lo que digas y hagas tiene que provocar el pensamiento de los que te escuchan. Conecta tu información con la suya, con recuerdos, con alguna vivencia personal buena o mala, sorprende con una nueva idea, mantén un feed back positivo con tu público, haz algo inesperado,…
- Acumula puntos de experiencia
La clave para hacerlo cada vez mejor es acumular experiencia. Con la experiencia adquieres nuevos conocimientos y mejoras tus habilidades. Y con pocos días de práctica, el cerebro adulto se adapta a lo mucho o poco que se practica. Practicar obedece a alcanzar los primeros resultados.
Practicar y ensayar tu presentación ante el espejo, sin espejo, con tus amigos, regístrala en audio, grávate, retoca la presentación, adjuntar notas a tus frases… Todo ayuda a empezar a adquirir experiencia en la presentación que vas a llevar a cabo, pero la que realmente te emocionará será la real. Las situaciones simuladas nos preparan para poder actuar correctamente en una situación real. Desde un simulacro de incendio hasta las estaciones de simulación de los astronautas que se preparan para ir al espacio.
En el siguiente ejemplo, Karen muestra sus logros alcanzados gracias a la experiencia laboral en veinte años. Karen empezó como instructora en centros de fitness. En la actualidad sigue ejerciendo, además de destinar la otra media jornada a la formación y la docencia.
“Mi primera clase fue en el verano de 1998 y fue un auténtico desastre. Empezó con una clase casi llena y casi todos los clientes fueron marchando poco a poco hasta quedar sólo unos pocos solidarios. Imagíname allí, con dieciséis años, delante de un espejo, dirigiendo una clase, hablando como podía debido a la demanda de oxígeno y viendo que no me estaba funcionando la clase. ¿Que hice? Recuerdo que no paré de sonreir aunque por dentro me quería morir.
Desde esa clase hasta ahora he acumulado mucha experiencia y hoy puedo estar atenta 100% a las necesidades de mis clientes, bromear con ellos, hablarles, modular mi voz, sonreir, motivarles, captar la atención de cada uno de ellos, moverme por el aula y establecer un contacto positivo con ellos, pasar a hacer los movimientos con la izquierda con efecto espejo si me giro, en definitiva, las horas de experiencia me ha hecho adquirir conocimiento y dominar habilidades.
Cuando pasé, de la sala con espejo, la música y el movimiento a, la pizarra, las mesas, las sillas, los libros y el Power Point , sentí algo parecido a mi primera clase en el 1998. Inseguridad por falta de experiencia. ¿Cómo he ido neutralizando esta inseguridad? Pues con la experiencia.
Cuando pasé de los 30 alumnos a una sala de conferencias llena de público, de nuevo, inseguridad por falta de experiencia… y así cada vez que surge una situación nueva o desconocida, y aunque en todas se trate de hablar en público, el ambiente y las condiciones cambian por completo”.
Por muy expertos que sean, los músicos profesionales han de practicar muchas horas al día. Así pues, no conviene dormirse en los laureles ni siquiera cuando uno ha alcanzado un grado elevado de destrezas (Blakemore. J & Frith U., 2005). Un estudio llevado a cabo por Arne May, concluye que después de un período en el que los participantes dejaron de practicar sus habilidades, las regiones cerebrales correspondientes habían recuperado su tamaño normal.
Las habilidades se adquieren con el entrenamiento. No podemos pretender jugar bien al tenis el primer día, pero seguro que iremos adquiriendo la técnica con tiempo, esfuerzo, paciencia y entrenamiento.